¡Tengo que ser fuerte en todo!

¿Cuántas de nosotros hemos escuchado esto, ya sea de alguna persona o de nosotras mismas? No importa si somos solteras, casadas, con hijos o sin hijos. Siempre hay una voz que nos dice que tenemos que ser fuertes, no importa qué. Y es que esta exigencia nos ha traído bastantes problemas.

Nuestra “necesidad” de fortaleza ha hecho que ocultemos muchos de nuestros pensamientos y emociones, que a lo largo del tiempo pueden afectarnos de maneras que no imaginamos y que trae repercusiones a lo largo de nuestra vida. Podemos llegar a ser personas frustradas, enojadas, poco asertivas y poco empáticas.

O incluso ¿no les ha pasado que sin saber por qué, “explotan” ya sea en llanto, enojo o frustración sin necesariamente saber por qué? Pues les cuento la razón… por mucho tiempo hemos reprimido lo que sentimos y pensamos y simplemente no lo podemos guardar más y ¡boom! Explotamos de la manera menos adecuada y hacia personas que probablemente no tienen la culpa.

Ahora, ¿Qué podemos hacer con esto?

Primero pregúntese si tienes esta creencia irracional y analicemos que tan fuerte y que tanto te esta afectando en tu vida diaria. ¿En qué aspectos sientes que TIENES que ser fuerte? Tratemos de ver dónde viene esa exigencia, ¿quién me ha hecho sentir que así debo de ser o es una exigencia que yo misma me he impuesto?

Segundo, ¿es esa creencia lógica? ¿Qué he logrado al pensar así? Esta creencia nos puede ayudar en el momento, pero recuerde que con el tiempo esta nos va llegar a afectar en muchísimas áreas de nuestra vida.

Tercero, recordemos: NO necesitamos ser fuertes en TODO, podemos llorar, podemos buscar ayuda, podemos simplemente no ser fuertes en algunos momentos de nuestra vida. Esta bien ser vulnerables, esta bien no ser perfecta, esta bien ser humana.

MSc. Peggy Monterroso

Psicóloga Clínica